La pintora franco - española Roberta González ( (París, 1909 - Neufmontiers, 1976) protagoniza la que es su primera muestra individual en Madrid, dentro del Museo de Arte Contemporáneo. La artista, prácticamente desconocida a pesar de su gran capacidad artística y sus dotes para la pintura y el dibujo, vivió a la sombra de su padre, Julio González, destacado escultor y representante de la vanguardia artística de principios del siglo XX, y de su marido, el pintor abstracto alemán Hans Hartung. La exposición se puede visitar hasta el 22 de septiembre de 2024.
La muestra se compone de varias obras pertenecientes a la colección de Vicente García Sambenito, procedente de París y formada por una serie de piezas inéditas de diferentes técnicas y soportes, algo que incrementa la novedad de este proyecto expositivo. Pertenecientes a diferentes épocas entre 1940 y 1975, las obras de Roberta González muestran la evolución, pero también la persistencia de sus intereses y de su lenguaje en estos años. Hay dibujos, tanto los infantiles que interesaron a Picasso, como los realizados durante la ocupación alemana de París, reveladores del entorno en el que vivía. Luego, regresó a la pintura, a la combinación de abstracción y figuración, a la presencia del retrato femenino, al color, a símbolos como cruces y a elementos de la naturaleza. Un lenguaje dual y de contrastes revelador de contradicciones vitales y personales. Todo ello sin olvidar la influencia de la obra de su padre, Julio González.
Roberta González desarrolló una importante carrera en el complejo mundo del arte parisino de los años treinta a los setenta. Mujer en un universo masculino, fue la única artista en la Exposición de Praga de 1948. Su obra, realizada a lo largo de más de cuatro décadas, responde tanto a las características del entorno artístico de la época —cubismo, abstracción, surrealismo, etc— como al impulso de una personalidad propia, lo que da lugar a una tensión creativa original que se desarrolla a lo largo de diferentes etapas.