El edificio que albergaba el Monte de Piedad, ubicado en la plaza de las Descalzas, deja de ser un lugar de empeños para convertirse en un alojamiento de lujo. Para su nuevo uso, ha sido completamente renovado, conservando en su fachada un gran pórtico barroco, obra del artista Pedro de Ribera, del año 1733.
Este hotel, de la marca más exclusiva de la cadena hotelera Marriott International, cuenta con 177 habitaciones, 21 suites y 2 Penthouse, con una decoración elegante, moderna y cuidadosamente elegida por Ian Schrager, copropietario del alojamiento y creador del concepto de hotel boutique. Las espectaculares suites del hotel disponen de una sala de estar y dormitorio independientes; muchas ofrecen una vista panorámica de la Plaza de las Descalzas y cuentan con la posibilidad de incluir una habitación conectada. Los Penthouse, distribuidos en dos niveles, incluyen ventanas que van desde el suelo al techo y ofrecen impresionantes vistas del Palacio Real, la Catedral de la Almudena y la Gran Vía.
En la planta inferior se encuentra el Spa, un espacio acogedor e íntimo revestido de madera oscura y adornado con antiguos candelabros barrocos. Dispone de cinco cabinas, una de ellas con un baño de vapor privado, junto con una carta de tratamientos que incluye el característico baño de barro, utilizando productos de la marca española Natura Bissé. El viaje de bienestar continúa en el gimnasio con tecnología de última generación abierto las 24 horas, que cuenta con máquinas cardiovasculares con pantallas individuales, pesas, área de estiramiento y servicio de toallas gratuito.
En cuanto a su oferta culinaria, destacan dos restaurantes dirigidos por chefs galardonados y reconocidos internacionalmente: Enrique Olvera y Diego Muñoz.
Oroya, situado en la cuarta planta y con vistas a los costumbristas tejados de la ciudad, es el restaurante dirigido por el chef peruano Diego Muñoz, un espacio acristalado que recuerda a un invernadero. Ofrece un relajado menú de tapas con platos para compartir, que cuentan la historia cultural de Perú con influencias de España, África, Italia, China y Japón. En el exterior, frente a las atractivas vistas de la ciudad, la terraza de Oroya es un seductor espacio verde con una chimenea y una pérgola cubierta de vides, perfecta para los almuerzos distendidos con amigos y familiares. En esta terraza también se encuentra la piscina infinity más grande de Madrid y el Pool Bar, un sitio idóneo para tomar cócteles y picar pequeños bocados desde una de las 60 tumbonas y 10 camas balinesas mientras se admiran las características vistas de los tejados rojos de Madrid con el telón de fondo de la puesta de sol.
Situado en la Plaza de las Descalzas y con entrada por su pórtico barroco, se encuentra el restaurante Jerónimo, dirigido por el chef Enrique Olvera. Ofrece una cocina que se deja influenciar por la autenticidad y generosidad de la gastronomía de México, así como por la excelencia del producto local. Su interior cuenta con una capacidad para 150 comensales y ocupa un espacio dividido en cuatro zonas, en el que el color es el protagonista de una cuidada decoración. Todo ello presidido por una larga barra de mármol verde y un sencillo suelo de roble blanco, lugar en el que huéspedes y visitantes se dan cita para degustar un buen cóctel.
Completa la oferta gastronómica, Market at Edition, el restaurante informal del hotel que ofrece una cocina de mercado orientada al producto inspirada en las tradiciones culinarias españolas.
Asimismo, hay un espacio para los cócteles de autor en el Punch Room y en el Lobby Bar.
Por último, cuenta con una serie de espacios flexibles para reuniones y eventos, todos con luz natural y equipados con la tecnología más avanzada. Entre ellos se incluyen un salón de dos plantas, grande y luminoso, tres estudios con paneles divisorios para montajes personalizados, una sala de conferencias y una zona de antesala diseñada como una gran sala de estar.