La historia y la tradición de Madrid no se entienden sin sus famosas verbenas, tres de las cuales se celebran consecutivamente y en barrios contiguos durante el mes de agosto. Comienzan con la de San Cayetano, en la zona del Rastro/Embajadores, continúan con la de San Lorenzo, en Lavapiés, y terminan con la más importante y grande de todas, la de la Paloma, en La Latina.
Chulapos, chotis, limonada, calles adornadas con farolillos, vecinos bailando 'agarrado'... Todo ello forma parte característica de las fiestas populares madrileñas, que en verano, cuando los días son más largos, se viven con especial intensidad y gozo.
De marcado carácter vecinal, estas celebraciones forman parte del Madrid más auténtico, el más apegado a su tradición de pueblo festivo y sociable, que se muestra de manera sencilla, pero con mucha intención de pasarlo bien. Y por supuesto, abiertos a todo el que quiera unirse. Sus programas de actividades incluyen desde juegos, concursos infantiles o campeonatos de mus, hasta actuaciones de orquestas y grupos de pop, rutas de tapas o la procesión del santo o la virgen homenajeados.
Barrios muy castizos
Las tres verbenas se celebran en barrios muy próximos entre sí, los tres muy castizos, de edificios de viviendas decimonónicos –entre ellos, alguna corrala– y calles desordenadas de muchísimo encanto.
La festividad de San Cayetano, que se celebra el 7 de agosto en la zona del Rastro y Embajadores, es la encargada de dar el pistoletazo de salida. Las calles y balcones se decoran con mantones de manila, guirnaldas de papel y flores en honor al santo, acogiendo actuaciones musicales y culturales en la plaza de Cascorro, además de actos religiosos en la iglesia de San Cayetano.
Los festejos continúan en el barrio de Lavapiés con las fiestas de San Lorenzo, que tienen lugar cada 10 de agosto. La música, la cultura y la gastronomía se unen para rendir homenaje al santo, al que se puede recordar en los actos religiosos que acoge la pequeña iglesia levantada en su nombre en el siglo XVII.
Y con la verbena madrileña por excelencia, la dedicada a la Virgen de la Paloma, se pone fin a las fiestas de agosto en La Latina, uno de los barrios más castizos de la ciudad. Esta festividad se celebra el 15 de agosto, y es una de las más populares y de mayor afluencia de público. El programa de fiestas cuenta con numerosas actividades que ocupan desde la plaza de la Paja y alrededores, toda la calle de Toledo hasta la plaza de las Vistillas, y vías que circundan la parroquia de la Virgen de la Paloma, en la plaza del mismo nombre. Se organizan bailes regionales, zarzuela, concursos de pasodobles, chotis y mantones, música en directo, espectáculos infantiles y degustaciones gastronómicas madrileñas.